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José Hernández

El salto del grillo

Fronteras del miedo

Las fronteras cierran físicamente un país, demarcan la soberanía y gobierno de un territorio, también puede ser un tránsito social entre dos culturas. Pero la que mas preocupa es la frontera psicológica, el miedo al desconocido, al diferente, al invasor, aún cuando éste no llegue a caballo y desarmado pero eso si con hijos a sus espaldas.

En Europa avanzamos con un primer acuerdo llamado de Schengen, en vigor desde 1995, para unos 26 países y convenios puntuales de exclusión para el Reino Unido e Irlanda.

Bien es cierto que este importante desafío al que se enfrenta la UE no estaba previsto en ningún manual o tratado: que miles y miles de personas huyan de sus países por guerra y hambre ha generado alarma y algún miedo en naciones recientemente constituidas.

Ahora, elevamos las vallas para asegurar la quietud de los ricos nostálgicos frente al hostigamiento desesperado de los menos favorecidos y que no eligieron nacer aquí o allá.

Pero a lo que vamos, la salida del Reino Unido, comprometiendo el futuro de las nuevas generaciones británicas y europeas, por una mínima ventaja

para un asunto de tanta trascendencia, donde el mestizaje la nueva identidad europea, el tránsito libre y fluido, queda postergado.

Cómo una sociedad democrática, de las más antiguas del mundo ha convenido dar un salto al vacío.

Un plebiscito mal calculado por el Primer Ministro, que estimula el ego británico y la nostalgia de un pasado colonial y del que tratan de aprovechar algunos partidos de ultraderecha, populistas y nacionalistas.

Pero la historia será quien juzgue la decisión, aún cuando me temo será ya tarde para algunos profesionales que esperaban desarrollar sus conocimientos en uno u otro país.

Las Británicas Islas resultan mas islas que nunca respecto a un continente que en el último siglo ha visto fragmentadas, por dos veces, sus viejas fronteras a cañonazo limpio en tremendas contiendas y cuya participación fue tan decisiva.

Los plebiscitos, referéndum o como se les llame, democracia directa, no es una buena respuesta para tratar asuntos de tanto calado, además de generar odio en los bandos siendo mas propia del populismo.

Por ello, creamos la democracia parlamentaria, donde se estudian los casos, se pacta y su toma de decisiones está más documentada, sin olvidar que siguen representando al pueblo.

Termino con una reflexión: “Levantar barrotes en tu propia casa supone no dejar entrar, pero a su vez, condiciona no poder salir”.

 

Murcia, 27 de junio de 2016

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Rincón para las palabras pequeñas y bonitas

Sobre el autor

Gusto de narrar mi entorno más inmediato, con frases pequeñas y bonitas.


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