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Sargento Emilia

Protocolo y propaganda política

Existe una técnica, muy útil para la creación de personajes de ficción, que tiene que ver con una teoría psicológica, que clasifica a las diferentes personalidades, en colores. Estas tipologías, que no son ni buenas ni malas, nada tienen que ver con la ideología. (O tal vez sí). De forma muy burda les diré que:
El rojo se caracteriza por ser decidido y por ello un solucionador de problemas. En ocasiones se muestra brusco e incluso violento, cuando pretende conseguir su meta. Es competitivo y exigente y poco dado a la duda, por lo que a menudo peca de arrogante e intransigente.
El amarillo facilita la interacción social. Acostumbra a ser dialogante y persuasivo, al inspirar confianza. Su entusiasmo le lleva a ser en ocasiones indiscreto y parlanchín. Se caracteriza por su creatividad y su independencia, que le lleva a ir a lo suyo ( a su bola) y a ser a menudo imprevisible.
El verde es una persona reservada, que no suele destacar. Es tranquilo y se toma su tiempo antes de actuar. Muchas veces se muestra inexpresivo y resulta difícil saber lo que piensa. Es meticuloso en sus tareas, callado, sacrificado y se preocupa por los demás y por el entorno. Acostumbra a ser bastante testarudo y de idea fija.
El azul se describe como perfeccionista y cerebral. Suele ser reservado y muy disciplinado. Se guía por la lógica, por lo que tiende a ser previsible y poco flexible. Se presenta como una persona seria y recta, que sabe mantener la calma, y que es difícil de alterar.
Claro está, que salvo excepciones, nadie es puramente de un solo color. Pero lo cierto es que para que un relato de ficción sea creíble, es decir que sea como la vida real, ha de aparecer entre sus personajes las cuatro tipologías de personalidad, que se han descrito.
Aplicado lo dicho a las organizaciones policiales, algunos tendrían la tentación de seleccionar exclusivamente a policías azules, candidatos idóneos para acatar el “ordeno y mando” y tal vez para integrarse en grupos antidisturbios. Pero ello solo conseguiría una rigidez en las actuaciones, una imposibilidad de evolución y adaptación al cambio y una nula interacción con el tejido social.
Si todos los policías fueran rojos sería la debacle. Esto es lo que ha ocurrido en algunas plantillas de policía local de la Región, donde “manda marinero y no patrón”.
Sin embargo, si todos fueran amarillos o verdes, las organizaciones policiales serían otra cosa, al dejar de cumplir esa función coercitiva, que a pesar de ser impopular, es la que las hace necesarias.
Por ello es imprescindible, en  nombre de la excelencia, un equilibrio en la selección de los integrantes de las plantillas. A no ser que solo interese la presencia de agentes visibles, cuya única misión sea contentar la arbitrariedad de los vecinos, y ser un instrumento, azul, para el protocolo y la propaganda política.

Versión policial

Sobre el autor

Sigo con mi "Versión Policial" en un intento por destripar una realidad urbana que el ciudadano en ocasiones apenas intuye. Con "Ficción Literaria" les hago partícipes de mis devaneos con la escritura. Más en mis blogs: Sexo Exprés y Stop Bullying


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