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Sargento Emilia

Me too

Un día te enamoras de un acosador que te promete la luna. Un Don Juan que te hace creer que eres especial y que te convence de que, con él, todos tus sueños se van a cumplir, ya que tus expectativas y tus anhelos coinciden con los suyos.
Te acosa y, te acosa sin disimulo, y con modales seductores que por su atrevimiento, al principio, te dejan atónita. Y te acosa y algo te dice que ese interés que te brinda no es normal. Que esa fascinación que le provocas no puede ser real. Te incomoda tanta insistencia y tanta entrega, especialmente cuando intenta invadir tu perímetro de seguridad. Entonces pides ayuda para escapar de su influjo. Te insinúan que le prepares una encerrona, que provoques situaciones que le comprometan, que recurras a grabaciones y a buscar testigos del acoso. Pero tu odias esas soluciones y entonces empiezas a ceder y te dejas querer. Y ese acoso enfermizo se va transformando en flirteo y entonces ese delito de acoso deja de serlo. Se transforma en un interés correspondido que entra en tu vida con tu permiso. Compartes niños, intendencia y vacaciones e intentas que las cosas funcionen. Pero entonces empieza a controlarte y a competir contigo. Tu vida se convierte en un infierno, en el que la persona que dice amarte quiere ser más que tú. Tus lunares se convierten en verrugas y entonces descubres su frustración de niño pobre. Tu quieres ayudarle y le abres un mundo que él desconoce. Le llevas al teatro, le despiertas el interés por la danza y el deporte, por la lectura. Le presentas a tus amigos y a la gente que te quiere, pero no sirve de nada. Su frustración es crónica. Poco a poco intenta hacerte desistir de tus aficiones, se interpone entre tú y tus amigos y te aleja de tu familia, que es la única que él tiene. Al parecer nadie es digno de ser frecuentado. Tampoco tus vecinos, que te adoran, son adecuados: al parecer pecan de vulgares. Y tus compañeros de trabajo son unos zafios. Y tu sigues adelante intentando apostar por las cosas que te gustan. Pero él se incomoda cada vez que en un evento te reconocen y te muestran admiración por tu escritura, mientras nadie parece saber quien es él. Y tu no te rindes. Sigues luchando por una vida en común, que cada vez se hace más aburrida. Y un buen día, cansada de reproches, tedio y soledad, tomas una decisión. Cambias tus números de teléfono, dejas de ir a los lugares donde sabes que te encontrará, le evitas y terminas una relación que nunca debió de empezar. Y entonces se venga consiguiendo cerrarte puertas: puertas a tus aficiones, puertas a tu imaginación, puertas a tus ocurrencias. Y va levantando muros, intentando anularte en un trabajo, que te apasiona.

Pero sigues adelante, sobreviviendo al huracán de furia y desprecio, hasta que comprendes que siempre es mejor llevarse bien.

Y entonces le consientes durante años, que te llame, que te pregunte por tu vida, por tus viajes, por tus amigos, por tus libros. Consientes que esté presente en tu vida para decirte que se ha convertido en un ser solitario, que te sigue amando y que está convencido de que la culpa, del fracaso de la relación, la tienen los demás. Y haces de tripa corazón cuando intenta cogerte la mano o, medio en serio medio en broma te hace proposiciones deshonestas o te enumera sus incontables éxitos sociales. Y te ríes por dentro, reconociendo de nuevo su frustración, soportando su aliento de hombre incompleto y escuchando una vez más sus mentiras y sus chistes malos, que solo le hacen gracia a él.
Pero tú eres fuerte y sabes que cuando lo mandes a la mierda, por que ya no soportes más ese acoso sexual latente, se vengará sin piedad, te dirá que fuiste un rollete sin trascendencia y que él se merece algo mejor. Él nunca entendió que eres un alma libre, insensible al destierro, a la que no le importa el que dirán y a la que nunca podrá volver a tener. Y es que su sufrimiento de Don Juan revenido no tiene cura, por que el único éxito social que importa es el seguir siendo, a pesar de las tentaciones,  una buena persona.

Versión policial

Sobre el autor

Sigo con mi "Versión Policial" en un intento por destripar una realidad urbana que el ciudadano en ocasiones apenas intuye. Con "Ficción Literaria" les hago partícipes de mis devaneos con la escritura. Más en mis blogs: Sexo Exprés y Stop Bullying


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