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Sargento Emilia

Las organizaciones feministas

Tener buenas intenciones, a menudo, puede resultar tan grotesco como ese voluntario que se trasladó a la África negra para prestar ayuda humanitaria. Con la cámara de fotos colgada al cuello, aterrizó en el continente africano y de pronto se dio cuenta de que no sabía hacer nada. Terminó convirtiéndose en un estorbo y en una boca más que alimentar por la ONG. Esta no tardó en repatriarlo, mientras él se iba orgulloso por haber conseguido, para epatar a sus colegas del primer mundo, cuatro fotos de negritos.
Con la manifestación feminista de protesta, en Murcia, contra la sentencia de la manada pasa algo parecido. La ignorancia supina de las participantes en dicha manifestación, que solo puede excusar la juventud de la mayoría de sus integrantes, resulta vejatoria para el colectivo de mujeres que pretenden defender.
Después de verlas y oírlas actuar, no me extraña que la derechona lo tenga tan fácil para manipular a estos colectivos, que se suelen identificar con la izquierda. En los telediarios les lanzan carnaza, cuidadosamente seleccionada, para que muerdan el anzuelo y se adhieran, sin ser conscientes, al pensamiento único.
Y ahí van esas exaltadas, que no parecen saber que crímenes, violaciones y suicidios ha habido siempre, incluso en Murcia. Desfilan gritando consignas, que se han ido repitiendo en todas las ciudades españolas, como: “ nos quieren sumisas”, “ la culpa es del patriarcado” o “ durante el día nos pegan y durante la noche nos violan”.
Nadie sabe muy bien quien son ellos y resulta ridícula esa generalización que va perpetuando las prejuicios tradicionales de oscuridad y violación. En un país de derechos y libertades, como el nuestro, a alguien se le ha ido la bola: la Justicia ha de obviar lo políticamente correcto que tanto le rentúa a los políticos.
Esas feministas ponen en cuestión a la justicia, que es el poder que los gobernantes quieren debilitar. Sin entender nada de la sentencia, que ninguna de las manifestantes se ha leído, y agarrándose a unos términos legales que no conocen (“no es abuso es violación”) van gritando: “Hermana, nosotras si te creemos”.
Al oírlas uno pensaría que la justicia ha absuelto a toda la manada. En verdad también a ese hermana los jueces le han creído y por ello a estos degenerados les ha caído 9 años de cárcel. 9 años con sus días y con sus noches.
Hasta el ministro de justicia parece darle la razón a estas feministas. Al gobierno , al que pertenece, le interesa fomentar las protestas contra el poder judicial. Ese poder que está desmantelando, con tanta dificultad, esas tramas de corrupción, con las que muchos dirigentes se han llenado los bolsillos.
El poder judicial, si no se corrompe, es el único instrumento que le queda al pueblo llano para que se respeten sus derechos, en una Democracia como la española. En ella los que detentan el poder político, independientemente de su color, han campado a sus anchas, vulnerando la ley, sin escrúpulos ni remordimientos, a golpe de construcción de infraestructuras.
Las mujeres estamos peor que hace unos años, por que se ha perdido un tiempo precioso con la discriminación positiva, que nos sitúa como seres inferiores, víctimas a las que hay que tutelar, y con esa corrección artificial del lenguaje sexista, llevado al extremo del ridículo.
La solución no es llamarme: la sargenta. Yo quiero ser sargento por que desempeño mis funciones de igual manera que el resto de los sargentos hombres de mi empresa y no quiere que se me diferencie por mi condición sexual.
Curiosamente nadie habla en las redes de acabar con esas borracheras colectivas, especialmente en las universidades y en los eventos que patrocinan las Instituciones públicas que no solo traen violaciones y agresiones sino también reyertas multitudinarias, accidentes mortales y más ignorancia ( esto interesa a los poderosos) entre las masas ociosas que no tienen sexo. Tampoco nadie ha sugerido que fuera necesario cambiar esas mentalidades pro sustancias estupefacientes y drogas o pro bajarse al pilón, sin contrapartida. Unas felaciones que nuestras adolescentes practican, en las puertas de las discotecas, convencidas de que así son más guay y aceptadas.
Algo estamos haciendo mal y desde luego fracturar la sociedad entre hombres y mujeres ( otros los han hecho y ha funcionado: entre independentistas y constitucionalistas) o criminalizar a los jueces, tergiversando en las redes sociales sus decisiones, no nos va a traer nada bueno.
¿Dónde estaban esas feministas cuando el partido en el poder aumentó a 16 años la edad para tener relaciones sexuales consentidas? 14 años para ser responsable ante la ley, de un delito y 16 para tener sexo.
Ignorantes y exaltadas, no dejan de ser unas puritanas que no alcanzan a entender la gravedad de lo anterior porque, para significarse, prefieren sacar una vagina de cartón piedra en procesión.
Si bien lo negativo de esta historia es que la manipulación es poderosa y nos ciega a todos, lo positivo es que la ignorancia tiene cura. Aunque al leer la prensa, estos días,  queda demostrado que la ignorancia también es contagiosa.

Versión policial

Sobre el autor

Sigo con mi "Versión Policial" en un intento por destripar una realidad urbana que el ciudadano en ocasiones apenas intuye. Con "Ficción Literaria" les hago partícipes de mis devaneos con la escritura. Más en mis blogs: Sexo Exprés y Stop Bullying


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