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Lola Gracia

Vivir en el filo

Viagra, forever young

 




Estamos enjugascaos.  Sólo hay que ver a Mercedes Milá enseñando las domingas por la tele o contemplar los efectos de lifting y peluquín en el rostro de Berlusconi. Francamente, queridos, me preocupa esta sociedad adultescente que nos ha tocado vivir ¿Qué será lo próximo?¿Ratzinger jugando a la Play? ¿Merkel convertida en hipster? ¿Rajoy bailando el Gangnam Style?

Hoy todos somos jóvenes por exigencias del mercado, del guión, de nosotros mismos. Esta reflexión me la provocó el Viagra que  ha cumplido 15 años y que ha supuesto un cambio insospechado en el orbe ¿El resultado? Viajes del Inserso donde ellas corretean por los hoteles con una sábana cubriéndose sus partes y peleas de viejos por asuntos de cuernos. Esto es verídico, según la abuela del cineasta Andrés Guevara ¿Me parece mal? En absoluto. Me da una envidia descomunal.  Porque la vida pasa para todos y lo hace de la misma forma. Aunque uno se arrugue por fuera y se descuelguen las carnes, por dentro sigue igual. Lo contaba Lauren Bacall en la deliciosa película El amor tiene dos caras:  “me siento como si tuviera todavía toda la vida por delante” ¿Y no os ocurre a vosotros cuando miráis una foto de hace 20 años? ¿No parece increíble cómo pasa el tiempo?

La estética, el Viagra permiten prolongar la fantasía de la juventud. Cierto que la esperanza de vida aumenta. Cierto que si nos cuidamos podemos llegar a los 60 como Carmen Posadas (aunque se requiere algo de su materia prima) pero existe el envejecimiento celular,  la oxidación de la piel,  el desgaste al que nos someten los días, los disgustos, la muerte de los que amamos, las desilusiones, las traiciones.  ¿Acaso una armadura perfecta nos devolverá algo de lo que se perdió por el camino? Evidentemente, todo, no pero ¡qué caray! Si a uno le hace feliz el sexo y tiene con quién disfrutarlo pues que viva el Viagra, si es que lo necesita.
Se me ocurren muchos debates sobre la pastillita azul y sus múltiples chistes. Uno que está en la calle es si la Seguridad Social lo debería recetar (en Santa Fe, Argentina, es gratis por prescripción médica); Otro, la de hijos que el Viagra ha traído al mundo y el tercero, que la investigación se ha vuelto algo frívola: en años sucesivos tendremos octogenarios convertidos en tigres en la cama y ancianas con pechos como pelotas de tenis pero, quizá, con el Alzheimer invadiendo sus vidas y la imposibilidad de disfrutar tantos dones (todos estos argumentos me los han regalado amablemente mis seguidores de Facebook) .

Otro pensamiento que me hago es el siguiente: Si los 40 son los nuevos 20 ¿Los 60 son los nuevos 30? ¿Tenemos derecho a criticar a Merceditas Milá porque le apetece enseñar sus turgentes pechos operados cuando lo hacen las pimpollas de 18? ¿Qué hacemos con el concepto de viejo verde? ¿Y qué os parece Diane Keaton que tuvo una relación con Keanu Reeves, 30 años menor? Si en el fondo todos somos iguales y nadie cambia por dentro. Si en nuestro interior creemos tener toda la vida por delante ¿Por qué condenarnos al pasar determinada frontera?

 Ni apruebo la dictadura de ser joven a toda costa ni autocensurarse o censurar a los demás por cuestiones de edad ¿Qué es la edad? Cada día estoy más convencida de que es un concepto cultural que cambia según los tiempos.  Apuesto por la libertad ¿Y qué es la libertad?  Según Sartre: “Lo que haces con lo que te han hecho.”

Temas

Relaciones, amor, vida. Lo que de verdad importa

Sobre el autor

Periodista por la Universidad Complutense de Madrid, escritora y gestora cultural. Investigadora de las relaciones humanas. Máster en sexología por la Universidad de Alcalá de Henares. Desarrollo trabajos como directora de comunicación


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