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Lola Gracia

Vivir en el filo

Come prima

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El verano es la estación del descubrimiento. El primer beso, el primer baño, el primer churro, la primera picadura de medusa, tus primeras quemaduras solares, el primer biquini.

Los que tenemos la suerte de vivir con el mar cerca apenas tenemos memoria de esa primera vez que contemplamos un horizonte por la mañana, con el azul en calma y las gaviotas surcando el cielo. Va en nuestro ADN: “porque yo, nací en el Mediterráneo”

El olor a bronceador de coco despierta jornadas memorables con mesas plegables, conejo con tomate y tortilla de patatas. Esa primera vez que no veraneas porque no hay posibilidad y descubres la grandeza de esas reuniones familiares con sombrillas sembradas por la arena que crean la urbanización efímera de los tuyos. Después llegará el otoño y las lluvias pero las risas flotan por siempre en el éter de esa felicidad compartida.

Las nuevas prohiciones playeras, me temo, lo cambiarán todo. Lo de hacer pipí en el agua no es bonito, lo sé, pero tampoco tan grave: el orín mezclado con la mar salada se convierte en otra sustancia química. Alquimia natural, vamos. Ninguna tragedia ¿Cómo detectar a los que perpetran tal delito? Fácil, observa a aquellos que se meten con el agua hasta la cintura y sonrisa de alivio. Me pregunto si las autoridades costeras piensan crear una política batiscafa que vigile los bajos de la gente y alguna lista de sospechosos reincidentes.

Plantar la sombrilla al amanecer para guardar sitio tiene también su punto entrañable. Es lo más cerca que muchos estarán de una verdadera competición en su vida pero ¿Prohibir los castillos de arena? eso sí que no. Es como  prohibir la infancia, como prohibir soñar.

¿Recuerdan la satisfacción del constructor? Aquella primera edificación con cuevas, almenas y vasos comunicantes que llenábamos con espuma de mar y decorábamos con chapinas, piedrecitas y algas?

Esas primeras veces: castillos, besos, bronceador, biquini y picnics vintage deberían ser declaradas patrimonio inmaterial de la humanidad. Esas primeras veces insobornables llenas de verdad, ilusión y brisa nos representan, nos definen. Igual que ese verano sin veraneo jugando a los “Clicks” en el caluroso balcón de tu casa.

Temas

Relaciones, amor, vida. Lo que de verdad importa

Sobre el autor

Periodista por la Universidad Complutense de Madrid, escritora y gestora cultural. Investigadora de las relaciones humanas. Máster en sexología por la Universidad de Alcalá de Henares. Desarrollo trabajos como directora de comunicación


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