García Martínez – 8 enero 1993
Sobre todo desde que entrara el año nuevo, nos vemos en la triste necesidad de mirar la peseta más que nunca. Ya sé de algunos, los exagerados de siempre, que se pasan varias horas al día examinando la monedita. Por el anverso, por el reverso e incluso por el canto.
Y en esto llegan las rebajas. ¿Qué son en realidad las rebajas? Quien lo sepa, que levante un jersey. En realidad, o no lo sabemos nadie, o lo saben muy pocos. Es un tema complejo aunque no en la apariencia. Como cuestión socio filosófica, la rebajas de hoy en día no pueden despacharse con un mero estudio de la Cámara de Comercio. En rigor, constituyen materia de reflexión para ilustres pensadores como Amando de Miguel –aunque haya puesto su último libro demasiado caro-y el viejo Aranguren. Si n sea, las clientas-, están como quien dice en pañales frente a las grandes superficies.
Todo lo cual nos lleva –constructivos como somos- a poner la inmediata creación de una Escuela de Rebajas, como antes existía la Escuela Hogar de la sección Femenina, donde, por el imperio hacia dios, se le enseñaba a las chicas a bordar y a confeccionar ricos canelones. Las organizaciones de consumidores vienen dando consignas urgentes. Pero eso no basta. Para ir a las rebajas hay que hacer una carrera, aunque sea de grado medio. Espero -¡oh,Mec!-una respuesta en forma.