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Zona de embarque

“Platillos volantes”

 

Aterrizaron en la huerta. Bien podrían serlo, eso sí, con una mirada quijotesca. La forma tan redonda que tienen en su parte visible induce al engaño. Y si uno ya se deja llevar por la imaginación… Sé que es una locura pensar que son OVNIS pero, ¿acaso no lo es dejarlos abandonados?

Estos inventos que esconden tantísima inteligencia y sostenibilidad están a merced del deterioro y de actos vandálicos. Les hablo de los aljibes. Los construían en lugares estratégicos para recoger las aguas de varias vertientes de montañas. Tienen su enjundia legal, pues en las escrituras ya se hacía constar que la finca tenía derecho de aljibe. Todo un pacto comunal equitativo para repartir las aguas pluviales entre colindantes. Qué ignorantes andamos algunos cuando pensamos que la economía colaborativa es un invento reciente. También había fincas que por sus dimensiones contaban con aljibes de uso exclusivo.

La ruta de los aljibes

Yo tuve la oportunidad de recorrer esta zona con expertos de la Universidad en Patrimonio y con un cronista oficial. Nos relataron todas las tradiciones. Muchas las conocían en primera persona. Una de ellas tenía lugar uno de esos días de mayor felicidad: cuando después de una gran lluvia, los hombres entraban con sus botas y qué dicha cuando comprobaban que la tormenta les aseguraba la reserva de agua de todo el año. Otro día, el de Viernes Santo, lo aprovechaban para limpiarlas. Rutinas necesarias para lograr la máxima rentabilidad de estos pozos. aljibonred

Sostenibilidad por todo el radio.

Cualquier parte de estos aljibes está pensada con sabiduría. La forma abovedada lo es para aprovechar el efecto de la condensación del agua. Se cubría con una pintura rojiza de almagre que la impermeabilizada. Como el agua arrastraba piedras y barro, existía una poza de decantación (el “aclaraor”) para que entrase bien limpia al aljibe. La oscuridad impedía la formación de algas. Y con piedras de cal se evitaba cualquier deterioro del agua por estar estancada.

Habitantes en su interior

Hay una palabra muy jocosa vinculada a estos pozos, casi siempre en plural por su abundancia, son los gusarapos. Estos pequeñísimos animales gozaban del manantial a sus anchas. Y en muchas ocasiones, pasaban, al botijo y de ahí…. a hacer la digestión con todos nosotros.

El más grande, el Museo del Agua

Se encuentra en Fuente Álamo. Y por razones de tamaño, se conoce como “El Aljibón”. Se puede visitar por dentro. Hoy, su entonces depósito de agua, se ha transformado en casi una oda museística al aprovechamiento del agua, con piezas y utensilios de uso diario cuando el agua no aparecía al abrir el grifo. Y todo ello, además, en una zona donde cada gota cotiza como si fuera “oro”.

Algunas de las piezas más curiosas son: Una heladera, botijos que son per se una obra de arte, algunos con sus fundas de esparto (para conseguir enfriar aún más el agua); una bañera. Todos, ya les digo, en pleno uso hasta hace una generación.

El desafío que por entonces suponía construir una bóveda tan grande como la del “Aljibón de Corverica” condujo a muchos a la desconfianza al ver que se había desplomado en varias ocasiones. Hasta que tres hermanos tuvieron la idea de rellenar todo el vaso con paja para sujetar la bóveda. Y, con seguridad firme en lo que estaban haciendo, todavía se puede leer en su interior la inscripción: “Soi la bóveda más grande, echa por un remendón, todo el mundo dice que me cayo, pero no me cayo no”.

Es casi imposible que al entrar a un sitio así los visitantes no nos acordemos de las casas de nuestros abuelos en la huerta o de algún momento de la infancia, según la edad de cada uno. La nostalgia se respira nada más cruzar la puerta de este museo.

Una inquietud que a muchos nos desvela por la noche

Y sí, el recuerdo de estos aljibes sigue vivo pero, ¿qué será dentro de unas generaciones? Todo este aglomerado circular de inteligencia práctica, será un “objeto no identificado” porque es posible que ya no sigan en pie. En uso ya no lo están.

De ahí la necesidad de una custodia y protección. Estamos en el “Año Europeo del Patrimonio Cultural”. Y uno de sus lemas es: “Donde el pasado se encuentra con el futuro”. Mira que si logramos que se protejan. Este post es tan solo una “gota” en este empeño.

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